El gobierno brasileño ha decidido perdonar cerca de 870 millones de dólares de deuda a doce gobiernos africanos, entre ellos cuatro dirigidos por dictadores
El gobierno brasileño ha decidido continuar con el perdón de la deuda apaíses africanos como Zambia, Tanzania, Costa de Marfil y la República Democrática del Congo, después de haberlo hecho ya a las cuatro naciones en las que están al frente conocidos dictadores que enfrentan procesos en tribunales de Europa y de los Estados Unidos, acusados de desvío de dinero público, enriquecimiento ilícito, corrupción, blanqueo de dinero y genocidio.
Son los gobiernos de la República del Congo, Sudán, Gabón y Guinea Ecuatorial. Estos cuatro países concentran la mitad de la deuda pública de Brasil con los países de África. La oposición ha criticado la decisión del gobierno de perdonar la deuda a estos dictadores que mantienen a sus pueblos en la miseria mientras ellos acumulan riquezas repartidas en medio mundo. “Es una agresión al sentimiento de la sociedad que ha salido a protestar a la calle contra la corrupción. Son figuras corruptas”, ha dicho el senador José Agripino del partido oposicionista DEM.
Por el contrario, el senador Eduardo Braga del PMDB, el partido aliado del gobierno, ha defendido la decisión del gobierno de perdonar esa deuda. Según él, “Brasil tiene intereses económicos en países de África. Si esos dictadores practican crímenes contra la humanidad o corrupción , los mecanismos e instituciones que tratan de esos asuntos harán su parte. Son cosas distintas”, ha afirmado Braga.
El catedrático de Ética y Filosofía Roberto Romano considera que la diplomacia brasileña se equivoca al apoyar y favorecer a países con regímenes complicados desde el punto de vista ético y de Derecho Internacional. “Jugar con piedras ruines en el tablero internacional no crea credibilidad”, ha afirmado.
Desde el punto de vista comercial, el Gobierno de Brasil, según los expertos, tiene interés en presentar una amnistía de la deuda a esos países para que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDS) pueda a partir de ahora financiar proyectos de empresas brasileñas en esos países africanos. El problema es que la sociedad brasileña se ha hecho más exigente en materia de corrupción política y no ve con buenos ojos que puedan ser favorecidos a costa de los contribuyentes dictadores que aparecen internacionalmente como presuntos corruptos.
Los políticos brasileños están siendo especialmente vigilados por una sociedad que por haber crecido tanto económica como educacionalmente, aparece también más sensible a los valores éticos. El diario O Globo titulaba ayer a toda página: "Dictadores perdonados" comentando la polémica decisión del gobierno
Fonte: El País
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